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Por Cheryl Wittenauer

Dick CampbellDick Campbell ha hecho muchas cosas de la manera más difícil, lo que podría explicar por qué el fundador de la Provincia Central y Sur ha tratado de hacer que las cosas sean más fáciles para otros.

Asistió a la escuela de Derecho nocturna por 4 años para poder trabajar de día y mantener a su familia. Lo que le faltaba de prestigio al título de abogado de la escuela nocturna le dio los medios legales necesarios para lanzar su propio bufete legal exitoso en Denver. Ya trabajaba profesionalmente para el FBI en inteligencia y espionaje rastreando a los rusos y chinos durante la Guerra Fría, así como a los activistas, educadores y agitadores de la Nueva Izquierda en los años 1960 y 1970.

Era un destino poco probable para un niño pobre en Denver cuyo padre, según dijo, había abandonado a su madre, “nunca le dio un centavo y aparecía en intervalos de siete a once años”. Su madre quería que él y su hermano mayor Dan asistieran al colegio Regis Jesuit, pero sus ingresos provenientes de un trabajo con la compañía telefónica apenas cubrían sus gastos domésticos.

“Todavía recuerdo estar sentado en su oficina”, dijo sobre su reunión y la de Dan con su madre y luego con el entonces presidente de Regis High School and College, el P. Raphael McCarthy. “La matrícula costaba unos $45 o $90 al año en aquel entonces. Mi madre dijo: ‘No los tengo’. El P. McCarthy dijo: ‘Merial, paga lo que puedas’.

“No hubo que llenar formularios ni necesidad de ayuda financiera. Probablemente pagó a los Jesuitas $10 al año de matrícula. Los Jesuitas han sido muy buenos con nosotros”.

Los hermanos trataron de abandonar la escuela cada año, pero su madre, dijo Campbell, siguió animándolos a “asistir un año más”.

“A medida que me hice mayor, apreciaba el impacto que (los Jesuitas) tenían en mi vida”, dijo Campbell.

Ha estado compensándolos desde entonces.

A finales de los años 1980, Richard Campbell era el socio director de una empresa de desarrollo propietaria de un terreno baldío en Aurora, un suburbio de rápido crecimiento en Denver que ahora es la tercera ciudad más poblada de Colorado.

En esa época, Regis Jesuit High School compartía un campus y una identidad con Regis College (que es ahora una Universidad) en Denver. Pero algunas personas, entre ellas el entonces presidente, el P. Ralph Houlihan, sentía que la escuela debía desvincularse de su “hermano mayor” y establecerse como una entidad independiente, al igual que lo habían hecho otras 25 escuelas secundarias jesuitas antes que Regis.

“Teníamos un área de 90 acres y el colegio y los planes del colegio estaban invadiendo la escuela secundaria”, dijo Houlihan. “Necesitábamos establecer nuestra propia identidad… Simplemente, no era una situación saludable”.

La idea de un nuevo campus para la escuela secundaria se hizo más posible cuando Regis College ofreció comprar el edificio de Regis High School en su campo conjunto.

El área metropolitana de Denver se estaba extendiendo hacia el este y sur de la ciudad, y Campbell y sus socios por casualidad tenían 30 acres que sabía que florecerían con desarrollos comerciales y de vivienda. Campbell, que era presidente del Consejo de Administración de Regis en ese tiempo, habló con sus asociados, quienes acordaron que la asociación donaría el terreno a Regis para albergar una nueva escuela secundaria en Aurora.

La nueva escuela secundaria Regis Jesuit abrió sus puertas en septiembre de 1990, y siete años más tarde Regis compró una parcela de terreno adyacente de 35 acres. Para 2004, Regis Jesuit tenía una división de niños y niñas una al lado de la otra en lo que luego fue el Campus Campbell.

Por su generosidad por donar tierras y por su asesoramiento empresarial, Campbell fue nombrado “fundador” de la Provincia Central y Sur en 1991, una rara designación que Houlihan había presionado para lograrla, y que el Padre General Peter Hans Kolvenbach aprobó. Campbell es el único fundador vivo de la provincia. Cinco fundadores lo precedieron.

En los archivos de la Provincia central y sur de los Jesuitas en St. Louis no hay nada de Campbell excepto una carta que Houlihan le escribió al entonces provincial Robert Costello el 19 de diciembre de 1988. Dice en parte que Campbell “…ha rehusado rotundamente cualquier reconocimiento para sí mismo o su familia por su donativo de tierras, pero sé que se sentiría muy conmovido y agradecería profundamente nuestras oraciones si el Padre General decidiera nombrarlo fundador de la provincia”.

Campbell agradece las oraciones al día de hoy y dijo que colaborar en los ministerios con los jesuitas “ha sido una gracia inmensa” y un don.

El traslado de Regis Jesuit a los suburbios fue controversial y muy molesto para los antiguos alumnos y otras personas leales a las instalaciones centenarias del norte de Denver. Pero la matriculación estaba disminuyendo, y muchos pensaban que el área no podía brindar apoyo a la escuela cuando las familias de los antiguos alumnos migraran de la ciudad. Hoy día, Regis Jesuit está floreciendo, y eso no habría ocurrido si se hubiera quedado en su ubicación anterior”, dijo Campbell.

Aun así, el traslado de la ciudad y la clausura de la Archidiócesis de Denver y reubicación de sus escuelas urbanas dejaron un vacío que Campbell se sintió obligado a llenar.

Pensaba que la iglesia le debía oportunidades de educación católica a los pobres de las zonas urbanas, como lo habían sido él y su hermano, y dijo que las personas laicas tienen la obligación de “mantener funcionando los programas para los pobres”.

A finales de los años 1980, Campbell le consultó a Houlihan si sería factible establecer una escuela secundaria católica de algún tipo en el centro de la ciudad de Denver. Durante los meses siguientes, Houlihan, que en aquel entonces estaba enseñando en la escuela secundaria de St. Louis University, viajó a Denver los días que no enseñaba para trabajar con Campbell en un estudio de viabilidad. Cuando lo terminaron, el estudio no fue concluyente, y la iniciativa se paralizó.

Campbell llamó al entonces Jesuita Provincial Frank Reale para agradecerle el poner a Houlihan a su disposición y para decirle que había presentado la idea de una escuela secundaria católica en el centro de la ciudad. Pero Reale le sorprendió al decirle que los jesuitas seguían interesados. Campbell hizo los arreglos para que Reale se reuniera con el entonces arzobispo Charles Chaput, y la semilla de una escuela secundaria católica se sembró.

Después de dos arzobispos, un montón de trabas y un segundo estudio de viabilidad, Campbell había acumulado tanto impulso que un “club de desayuno” de los jesuitas y personas laicas comprometidas se reunieron a las 7:30 a.m. en su oficina en intervalos frecuentes por tres o cuatro años para lanzar lo que luego se convertiría en Arrupe Jesuit, una escuela secundaria preparatoria para la universidad para niños económicamente desfavorecidos. La escuela recibe su nombre del difunto superior general jesuita, Pedro Arrupe, quien los llevó a comprometerse más profundamente con la justicia y los pobres.

Los Jesuitas de la provincia central y sur son patrocinadores de Arrupe, que cumple 10 años el próximo año, pero Campbell la fundó, organizó su junta e hizo que los jesuitas la dirigieran, dijo Houlihan.

Arrupe, parte de una red de escuelas por todo el país estructuradas de manera similar, permite que los estudiantes ayuden a cubrir sus gastos de matrícula trabajando en empresas locales asociadas a la escuela.

“Sentía una absoluta pasión por lograr abrir la escuela, por su fe y compromiso, y por ser un hombre para los demás”, dijo el P. Timothy McMahon, presidente de Arrupe.

El P. Philip Steele, presidente de Regis Jesuit High School, dijo que Campbell es un hombre modesto de fe profunda que ha sentido una asociación genuina con los jesuitas.

“Se siente muy a gusto en círculos jesuitas y en sincronía con los ideales jesuitas de promover la justicia y trabajar con los pobres”, dijo.

Actualmente, Campbell preside las juntas de muchas organizaciones caritativas en Denver y ha ayudado a recaudar fondos para programas que benefician al centro de la ciudad y las áreas más pobres del mundo.

Una escuela como Arrupe no se hubiera podido abrir jamás en Denver de no ser por la persistencia de Campbell. Pero trate de convencerlo de eso.

“No me atribuyo el mérito”, dijo. “Uno hace lo que hace. Cristo estaba allí antes de que uno llegara. No lo habrías hecho de otra forma. En realidad es la mano de Dios”.