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Por John Fitzpatrick 

“El propósito de la vida es compartir con otros, ayudar cuando puedas” –Tom y Maureen Nolan
Tom y Maureen Nolan encarnan todos los rasgos de un buen voluntario. Ambos vienen de familias que enfatizaron la fe, la justicia y el servicio a los demás. Ambos se dedicaron profesionalmente a la educación, decidiendo prestar servicios en el lado norte de bajos ingresos de St. Louis. Ahora, gracias a los Nolan, las personas de bajos ingresos en Belice tienen nuevas razones para tener esperanza.

A medida que se acercaba su retiro a principios de 2013, Tom y Maureen sabían que tenían más que ofrecer. Tom dijo: “Hemos sido bendecidos con buena salud, y nuestros hijos, Rosie, Tom, Jr. y Patrick, ya son mayores, por lo tanto asumir un papel como voluntario tiene perfecto sentido.”.

Tenían criterios específicos al considerar qué proyectos apoyar con su tiempo. Su siguiente iniciativa debe estar dirigida preferentemente a los pobres. Tendría que hacer un verdadero impacto, con resultados medibles. Por último, debe incluir un sentido de comunidad.

Tom y Maureen prefieren trabajar con personas con ideas afines que quieran lograr el bien. “Sabíamos que continuaríamos nuestros esfuerzos en la zona norte a través de nuestra parroquia, Sts. Teresa and Bridget”, dijo Maureen. “Por esta razón, para este nuevo emprendimiento pensamos en trabajar más allá de las fronteras de los EE.UU.

Afortunadamente Patrick, su hijo menor, estaba prestando servicios voluntarios en la Ciudad de Belice, Belice. Pat visitaba frecuentemente la comunidad jesuita en St. John’s College, y los Padres jesuitas Tim Thompson y Bill Snyders y el Hermano Glenn Kerfoot lo tomaron bajo su ala. Pat se familiarizó mucho con las obras de los jesuitas en Belice. Concertó reuniones para sus padres y otras dos parejas: David y Nancy Danis y John y Joan Vatterot. Lo que las tres parejas presenciaron fue un país hermoso y personas amables viviendo en extrema pobreza.

La reunión inicial inauguró un esfuerzo continuo para trabajar con los jesuitas para ayudar al pueblo de Belice.

Los Nolan y varias otras familias iniciaron la organización Belize 2020. El “2020” del nombre se refiere a la visión perfecta 20/20 y no al próximo año. Los Nolan ayudaron a reclutar más voluntarios en los EE.UU. y trabajaron con los beliceños para formar un comité espejo para crear una verdadera asociación.

“Hay algo que definitivamente hemos aprendido al trabajar en la zona norte, y es que no se trata simplemente de lanzarse a algo, sino de escuchar a las personas que viven allí”, dijo Maureen Nolan. “Es su vida. Ellos saben mejor que nadie las dificultades que enfrentan y lo que realmente se necesita”.

Belize 2020 se ha convertido en una labor de amor para Tom y Maureen. Viajan a Belice con frecuencia, dedicando muchas horas y ofreciendo la orientación tan necesaria para el esfuerzo general. Todo se hace con gran humor y humildad.

“Hoy día en los EE.UU. la mayoría de las personas hacen un cheque y así cumplen con su obligación de ayudar a los demás”, dijeron los amigos John y Joan Vatterott. “Los Nolan son diferentes: viven su caridad. No nos vienen a la mente muchas parejas como Mo y Tom que piensen en el panorama general con un gran corazón y que sean a la vez tan divertidas.

Actualmente podemos encontrar a Tom y Maureen trabajando en el Programa invernal de divulgación de la parroquia. Cuando la temperatura desciende por debajo de los 20 grados, Sts. Teresa and Bridget abre el sótano a las personas sin vivienda y les provee una comida y un lugar abrigado donde pasar la noche.

Cuando les preguntan a Maureen y Tom por qué no pasan su retiro en una playa o en el campo de golf, la respuesta de ambos es la misma: “Salimos y cargamos las baterías, pero el propósito de la vida es compartir con otras personas y ayudar cuando uno pueda”.