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Convertirse en jesuita​

Nota editorial: El siguiente artículo se escribió en Febrero del 2018. En Septiembre del 2020, el P. John Brown fue nombrado presidente de la preparatoria Jesuita de nombre Jesuit High School New Orleans.

El P. Johnathan “John” Brown, SJ, es el Oficial General de Donaciones para Jesuit Highschool en Nueva Orleans. Nos explica, riéndose de si mismo, cómo es tan característico de él, que su asignación le requiere “comer fuera mucho”.

No hay necesidad de preocuparse mucho por su figura, nos dice “bajé 20 kilos en Irak, así que esto me está ayudando a volver a subir. Ya casi regreso a mi cuerpo de combate!”

El P. Brown estuvo en Irak el último verano de su tercera promoción, la última fase de la formación Jesuita. Pasó como tres meses trabajando como consultor de educación en un campo de refugiados donde el Servicio a Refugiados Jesuita trabajaba con Irakies internamente desplazados. Su trabajo era ayudar a los maestros -que también eran refugiados -a entender el Paradigma Pedagógico Ignaciano (PPI), el método usado en las Escuelas Jesuitas y que le da su identidad distintiva.

Uno de los primeros pasos en el PPI es entender en de dónde vienen tus estudiantes. En un campo de refugiados vienen de una zona de guerra. El campamento está localizado en territorio Kurdo y está poblado por Iraquíes que huyen del Estado Islámico en Irak y Siria, comúnmente conocido como ISIS, por sus siglas en inglés. Los primeros en llegar fueron los Cristianos, luego los Mulsulmanes moderados. Después, otros Mulsulmanos llegaron huyendo de “Daesh” su palabra preferida para ISIS, o ISIL, cambios de nombre del grupo que rechazan el concepto de que el grupo sea un “estado”.

La escuela del SRJ estaba abierta a personas de cualquier trasfondo religioso.

Como buen Jesuita, el P. Brown está abierto a ir a cualquier lugar, abierto a cualquier asignación. Sin embargo, durante su retiro de 30 días el verano pasado, comenzó a sentirse convencido que el ministerio en una escuela secundaria era su llamado. Luego fue enviado a Irak, para trabajar en un campo refugiado.

“Me sentí completamente inservible”, nos dice, indicando que no habla ninguno de los lenguajes locales. “Lo único que tenía que ofrecer era mi vida. El “Tomad Señor y Recibid” se volvió muy real para mí. Sabía que estaba listo para dar mi vida por Dios”.

La gente en el campamento, especialmente los Cristianos, ayudaron al P. Brown a hacer sentido de la violencia y destrucción. “Esta gente verdaderamente comprendía la cruz.”, nos dijo. “Ellos me ayudaron a crecer espiritualmente”.

Después de casi tres meses en Irak, el P. Brown tiene una profunda admiración por la gente que evangeliza y sirve en las mas precarias situaciones. También tiene una nueva apreciación por Nueva Orleans y por Jesuit High School. “Después de haber estado en un campo de refugiados, no es tan fácil molestarse por cualquier cosa”, nos dice.

El P. Brown cree que su trabajo en Jesuit es articular la misión. “Amo a Jesuit High SchoolI y me siento muy orgulloso de lo que otras escuelas Jesuitas han hecho. Puedo vender lo que los Jesuitas y sus colaboradores laicos llevan haciendo por 170 años porque verdaderamente creo en su misión.

“Lo más bello de trabajar en una preparatoria es que conozco a los niños y a los nietos de la gente con la que hablo en mi trabajo. Siempre comienzo agradeciéndoles, porque lo mejor que nos pueden dar son sus hijos”.

El P. Brown sirvió en Jesuit High School antes de su envío al terceronado, pero ahora es un hombre diferente. “Mi tiempo en Irak fue absolutamente transformativo”, nos dice. “He llegado a verdaderamente creer que la gracias, el perdón, el amor y la belleza triunfarán”.

El P. Brown también sirve como superior de la Comunidad Jesuita en la parroquia Immaculate Conception Parish.