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Convertirse en jesuita​

Aprender Por Siempre

Mucho de la formación Jesuita sucede fuera del salón de clases.

A David Kiblinger, SJ, le encanta aprender; le encanta leer y disfruta estudiar. En los últimos dos años, ha estado del otro lado del salón de clases como maestro de secundaria, grados 6-8, y como maestro de matemáticas en el Colegio San Ignacio, una escuela Jesuita en San Juan, Puerto Rico. Le ha impactado lo mucho que ha aprendido durante este tiempo.

“Me lleno de gratitud hacia la Compañía de Jesús por la oportunidad de estar en una cultura diferente”, nos cuenta Kiblinger, proveniente de Missouri. “Mi español ha mejorado tremendamente y he aprendido muchísimo acerca de la cultura -la música, literatura y estilo de vida. Ha sido una gran oportunidad de crecimiento”.

Una de las cosas que Kiblinger ha aprendido acerca de su isla-hogar en los últimos dos años es que Puerto Rico, al ser un territorio de los Estados Unidos ha pasado por la carga de una recesión económica desde el 2006. La isla se encuentra en una deuda que la sobrepasa, en la que el gobierno se ha visto forzado a cortar servicios al mismo tiempo que aumenta impuestos. Los precios han subido y el desempleo es alto. La isla ha perdido 10 por ciento de su población a lo largo de una década ya que su gente -especialmente los jóvenes adultos educados y familias jóvenes -quienes viajan para encontrar trabajo en los Estados Unidos continentales.

El año pasado el Congreso pasó una ley que permite que los territorios se declaren en bancarrota. Esta primavera, el gobierno de Puerto Rico presentó una petición de protección contra sus acreedores. La situación económica no es buena.

La crisis financiera de Puerto Rico y el respectivo daño a sus ciudadanos se encuentra como parte central de la formación Jesuita de Kiblinger.

“La crisis de la isla se refleja en la escuela”, nos dice. Las inscripciones han bajado no sólo porque las familias batallan para pagar la matrícula, sino porque también la población se ha reducido. Sin embargo los estudiantes, las familias y el personal se mantienen comprometidos a la educación Jesuita. Entre otras innovaciones Kiblinger introdujo las Cofradías Marianas, en las que muchos estudiantes participan. Él espera que esta base espiritual promueva una presencia espiritual más abarcante en la escuela.

Kiblinger también está involucrado en el equipo de vocaciones en la isla y le ha sido grato encontrar un número de personas que se encuentran discerniendo su vocación, quienes se han acercado a él. Esto difiere de su propio camino vocacional, ya que encontró a los Jesuitas por internet.

“Soy producto de la era del internet”, nos dice. “Yo tenía mucha experiencia con comunidades religiosas, pero ninguna me llamaba hasta que encontré a los Jesuitas.”

Además de la extensa investigación que hizo por internet, el discernimiento de Kiblinguer incluyó reuniones semanales con el director de la pastoral de la universidad Truman State University que había sido jesuita. El P. Bill Kottenstette tuvo una influencia en Kiblinger simplemente al contar sus perspectivas acerca de la iglesia, el sacerdocio y el ministerio sacerdotal.

La siguiente parada de Kiblinger fue en la Universidad de Notra Dame, donde hará un año de estudios especiales en filosofía. Como alguien que ama la enseñanza y la investigación, Kiblinger espera completar un doctorado y trabajar en enseñanza superior.

Ahora que se prepara para dejar Puerto Rico, nos dice, “Me siento emocionado por lo que sigue, aunque extrañaré a los estudiantes sobre todo”.

Para cuando esté listo para la ordenación sacerdotal, sus estudiantes se estarán preparando para graduarse del Colegio San Ignacio. “Ya les dije a mis estudiantes de octavo grado que su viaje de último año debería ser a mi ordenación.”