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Espiritualidad

El Examen

Parte de los Ejercicios Espirituales de Ignacio es la reflexión de cinco pasos, el Examen, designado para ayudar a las personas a discernir la actividad de Dios durante momentos específicos en sus vidas. Ignacio cree que el Examen fue tan importante que incluso si los Jesuitas dejaran todas las demás formas de oración, no deberían nunca pasar un día sin dedicar unos minutos a la orar el Examen. Para aprender más, dale Click aquí al enlace de la derecha.

Oración Imaginativa

Dentro de otras formas de oración, los Ejercicios Espirituales presentan una forma imaginativa de adentrarnos dentro de las historias bíblicas.

“Vemos a los pescadores limpiando sus redes en el Mar de Galilea, escucha las olas del mar golpeando el lado de la barca, siente la luz del sol en la piel, huele las algas marinas y salitre, prueba el agua en la palma de tu mano”, el profesor de literatura de la Universidad de Santa Clara, Ron Hansen nos explica. “Con los cinco sentidos completamente involucrados, nos hacemos parte de la escena y podemos sentir la alegría o el impacto como Pedro sintió cuando el Resucitado asaba pescados en las brasas a la orilla del mar y se puso a nadar en el mar para encontrarlo”.

Todas estas técnicas se enfocan en nutrir hábitos de discernimiento espiritual -entre aquellos que están listo para encontrar a Dios trabajando “en todas las cosas”.

Principio y Fundamento

Durante la primer semana de los Ejercicios, Ignacio nos pide que meditemos en lo verdaderamente importante en nuestra vida como el primer paso para poner nuestras vidas en orden y encontrar la libertad necesaria para responder a la invitación de seguir a Jesús más cercanamente.

La oración que expresa esta actitud fundamental se llama el “Principio y Fundamento”

El fin de nuestra vida es vivir con Dios por siempre.
Dios que nos ama, nos ha dado vida.

Nuestra respuesta de amor permite que la vida de Dios fluya en nosotros sin límite.

Todas las cosas en este mundo son dones de Dios y se nos dan para que podamos conocer más fácilmente a Dios y para que podamos responderle a su amor fácilmente.

Consecuentemente, apreciamos y usamos de todos estos dones de Dios tanto cuanto estos nos ayuden a desarrollarnos como personas que viven en el amor.

En la vida diaria, entonces, podemos encontrar balance ante todos estos dones creados, siempre y cuando tengamos elección y no estemos atados por alguna obligación.

No debemos apegar nuestros deseos a la salud o enfermedad, riqueza o pobreza, éxito o fracaso, una vida larga o corta.
Porque todo tiene el potencial de sacar de nosotros una respuesta más profunda a nuestra vida en Dios.

Nuestro deseo exclusivo y nuestra elección debería ser esta:  Quiero y deseo lo que sea mas conducido a profundizar la vida de Dios en mi.

~ San Ignacio, adaptado del principio de los Ejercicios Espirituales.