Pedagogía, Ignaciana / Jesuita

se refiere al estilo o métodos de enseñanza ignacianos/jesuitas. En una formulación —Reflexiones sobre los principios educativos de los Ejercicios Espirituales, por Robert Newton (Reflections on the Educational Principles of the Spiritual Exercises) [1977], la educación jesuita es instrumental (no un fin en sí misma, sino un medio para el servicio de Dios y los demás); centrada en los estudiantes (adaptada al individuo tanto como sea posible para desarrollar un aprendiz independiente y responsable); caracterizada por ser estructurada (con una organización sistemática de objetivos sucesivos y procedimientos sistemáticos para la evaluación y responsabilidad) y flexible (fomenta la libertad y la respuesta personal, y se prevé la auto dirección, con un maestro como guía experto, no principalmente como un portador de conocimientos preconcebidos); ecléctica (haciendo uso de una variedad de los mejores métodos y técnicas disponibles); y personal (dirigida a la persona íntegra, con el objetivo de apropiación personal, cambio de actitud y de comportamiento). En otra formulación —Pedagogía ignaciana: una aproximación práctica del Centro Internacional  para la educación jesuita (Ignatian Pedagogy: A Practical Approach from the International Center for Jesuit Education) [Roma, 1993], la pedagogía ignaciana es un modelo que busca desarrollar a hombres y mujeres competentes, conscientes y compasivos. Similar al proceso de guiar a los demás en los Ejercicios Espirituales, los profesores acompañan a los estudiantes en su desarrollo intelectual, espiritual y emocional. Hacen esto siguiendo el paradigma pedagógico ignaciano. A través de la consideración del contexto de la vida de los estudiantes, los profesores crean un ambiente donde los estudiantes recuerdan su experiencia pasada y asimilan información de experiencias facilitadas recientemente. Los profesores ayudan a los estudiantes a aprender las destrezas y técnicas de reflexión, lo que forma su conciencia, y luego retan a los estudiantes a pasar a la acción al servicio de los demás. El proceso de evaluación incluye dominio académico y evaluaciones continuas del crecimiento integral del estudiante como personas para los demás. Ambas aproximaciones se desarrollaron en el contexto de la educación secundaria, pero podrían adaptarse para la educación superior. [Ver también “Educación, Jesuita” y “Ratio Studorium”.]