Una Parroquia Jesuita da una base a los ministerios que caracterizaba a los primeros Jesuitas: el dar los Ejercicios Espirituales en todas sus adaptaciones, predicar la palabra de Dios dentro y fuera del contexto litúrgico y practicando el discernimiento comunitario. Una parroquia Jesuita es un centro para desarrollar y animar la espiritualidad, siendo al mismo tiempo un centro de celebración litúrgica para una comunidad de fe.