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Convertirse en jesuita​

Todo apunta hacia Dios

Aric Serrano, SJ, aprecia pensadores profundos que integran su vida intelectual, artística y espiritual. “Cuando la mente, cuerpo y espíritu trabajan en conjunto,” nos cuenta, “es la persona humana plenamente viva”.
En su destino ministerial en su tercer año de maestrillo en “Regis Jesuit High School” en Aurora, Colorado, Serrano personifica este balance.
Él balancea el trabajo de preparación de clases, planeando y calificando aunado a un ministerio de presencia. “Me encanta estar con gente. Intento caminar por los pasillos intencionalmente. He aprendido que tienes que salir, no sólo sentarte detrás de la computadora en el escritorio.”
Serrano ha aprendido que su rol en la escuela no se trata sólo de enseñar: “Tener conversaciones significativas acerca de sus luchas y lo que sueñan es algo maravilloso”, dice Serrano. “Fomentar comunidad y últimamente, espero, acercar a otros un poco más a Jesús, ese es mi ministerio principal y el que encuentro más transformador”.
Serrano creció en una familia católica, como el mayor de 13 hijos en Nuevo México. Su familia rezaba el rosario juntos varias veces por semana. Él no conocía a ningún Jesuita durante sus años de formación temprana, con excepción de algún libro de santos para niños. Le impresionaba como los Santos Ignacio y Francisco de Javier vivieron sus vidas.
La conexión personal con los Jesuitas le vino a Serrano por su tía, una monja Carmelita de clausura con quien intercambiaba cartas. Cuando le preguntó si conocía algún Jesuita, su tía, sor Tracy del Padre Eterno le contestó que su director espiritual en ese entonces coincidentemente era Jesuita.
Motivado por su curiosidad, Serrano comenzó a visitar noviciados Jesuitas. En el 2007 tomó su primer retiro de discernimiento, contemplando su vocación por medio del silencio acompañado por la sagrada escritura.
Mientras compartía una comida en el noviciado de Saint Paul, Minnesota “Me di cuenta de la santidad honesta, real y sencilla de esos muchachos”. Esa curiosidad que había despertado en su niñez al leer acerca de santos Jesuitas continuaba atrayéndolo: “Sólo tuve una cena con esos novicios, sin embargo, esto tuvo un efecto verdaderamente profundo sobre mí, y me hizo desear buscar más”.
Después de visitas con los Jesuitas en Albuquerque, Nuevo México y Nueva Orleans y de su graduación, con un grado en Educación Musical de la Universidad “Eastern New Mexico University”, serrano entró al noviciado en Grand Coteau, Louisiana, en el 2012. Su rol como maestro de teología y música le queda muy bien. Durante sus estudios de preparatoria, él imaginaba que le gustaría ser maestro de música de algún tipo porque su experiencia fue impactante. “Me encanta hacer música en ese tipo de comunidad, los amigos se juntan y crean música que tiene significado real.”
El arte informa su vida de fe. “Encuentro a Dios en la belleza del arte que ha sido cuidadosamente creada. Específicamente con la música he tenido algunas de las más profundas experiencias de oración”.
Para aquellos discerniendo su propio camino, su consejo es sencillo: “Encuentra un buen director espiritual. Ora mucho. Siéntate en el silencio y confía que el Espíritu Santo puede y va a guiarte”.
El silencio y la música pueden “desarmar”, nos dice. “Simplemente ser -eso prepara el alma para la contemplación”.
Para Serrano, el acto de “observar la verdad y la belleza es una de las cosas más satisfactorias en la vida; todo apunta a Dios”.

“Encuentro a Dios en la belleza de las obras de arte bien elaboradas y bien hechas. Especialmente con la música, he tenido algunas de mis experiencias de oración más profundas ”.