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Convertirse en jesuita​

Gozo en el Servicio Inspira una Vocación

(2015) Las conversaciones de la familia de Louie Hotop acerca de Dios y la religión inevitablemente llevaban a discusiones acerca de responsabilidad y cuidado del prójimo.

Su familia modeló las prácticas de servicio, hospitalidad y ayuda al otro y esto dejó una huella en Hotop, quien entró a los Jesuitas en el 2009 recién graduado de preparatoria.

“Para mis padres no hay distinción entre la fe y el servicio al prójimo”, nos dice. “Mi papá siempre para para ayudar a alguien con una avería al lado de la calle, o cuando cocina, casi siempre hace extra y lo envía a los vecinos. Mi mamá, que ama mucho a los animales, nos inculcó el cuidado de todas las creaturas”. Su abuela hospedaba regularmente a personas que lo necesitaban.

Hotop, de los suburbios de San Louis, agarró el gusto por el servicio desde joven, inclusive organizando a niños de su parroquia para ayudar a limpiar casas de “acompañadores” con un programa de la ciudad. En la preparatoria Jesuita Saint Louis University High School (SLUH), se unió a varios viajes misioneros a Reynosa, Tabasco, México y conoció la casa del Trabajador Católico, donde trabajó por un mes de servicio de SLUH. También se conectó con una hermana Católica que lo impactó con su gozo de ser una Religiosa al servicio se los demás.

“Me llena de gran gozo el servir, sabía que era lo que quería”, nos dice. “Así que Pensé, ‘¿Porqué no hacerlo por el resto de mi vida?’”.

El deseo de servir le llevó a considerar el sacerdocio, inicialmente con la arquidiócesis, aunque sentía otros deseos que lo llamaban, como el de enseñar, ayudar a los sin techo y el vivir y trabajar internacionalmente. Estos deseos le llevaron un día a las 2 de la madrugada su último año de preparatoria a escribir un email al director vocacional de la provincia de Missouri: “Creo que tengo una vocación con los Jesuitas”.

Hotop esperaba que lo rechazaran y le dijeran que voliera a aplicar después de unos años de universidad y maduración, como es lo más común. Sin embargo, los Jesuitas de Missouri lo aceptaron a la primera clase que se unía con Nueva Orleans en Agosto del 2009.

Ahora de 22 años, Hotop sobrevivió el noviciado, hizo sus primeros votos y se encuentra en el segundo año de sus Primeros Estudios en La universidad Jesuita Saint Louis University, estudiando filosofía, Ruso y estudios de la mujer. Escribe poesía y toma lecciones de canto privadas.

Hotop también preside, desde la universidad, un show de radio en vivo con llamadas una vez a la semana por internet, llamado el “Coffee Club” que presenta música (alguna en alemán), la esquina de los poetas, invitados como su profesor de Ruso para hablar del Bloque Oriental y “noticias que seguramente nunca has escuchado”. El show fue idea de Hotop y su amigo Jesuita, Sean Powers, Quines terminaron sus Primeros Estudios en SLU en Diciembre y fue asignado a una parroquia en Punta Gorda, Belize.

El estrafalario programa le viene natural a quien fue un “niño independiente” que acortaba su horario de deportes en quinto grado para acomodar sus clases de piano y otros intereses, incluyendo aquellos que sus amigos no tenían.

Hotop siente que su vocación es natural, aunque corra a contra corriente de la cultura. Es difícil ver que un hermano Jesuita deja la orden, nos dice, sin embargo cualquier agitación que pueda causar parece sólo reafirmar su vocación. “Así es como he llegado a ver mi vocación, como algo orgánico”, nos dice. “Ya no se siente como una elección sino como algo que he llegado a comprender acerca de mi mismo”.

Al contestar en dónde se ve en algunos años nos dice: “No tengo idea. Eso le corresponde a Dios”.

Nos dice que se ve muy contento enseñando preparatoria, guiando retiros, haciendo “tantas cosas”. Sin embargo, “siento este deseo de trabajar en Rusia”, lo que su formación jesuita le ha ayudado a descubrir, nos cuenta. “Si llevo eso a la oración, tal vez encontraré una gran aventura más allá del salón de clases”.

Sin importar su camino, Hotop no quisiera que su búsqueda académica vaya por encima del servicio a los demás. Vivir sólo en la mente, sin el corazón, puede oscurecer oportunidades de estar con los pobres, nos dijo.