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Convertirse en jesuita​

Michael Mohr: Misión y Desapego

(2017) En su motocicleta, Michael Mohr, SJ, sobresale como un hombre alto en Vietnam, donde ha pasado 9 meses enseñando Inglés a Jesuitas Vietnamitas. A veces se le quedan viendo pero la gente que encuentra han sido muy acogedoras y se han vuelto parte de su propia experiencia de aprendizaje.

“Una de las mejores partes de mi vida Jesuita es tener la oportunidad de crecer por medio del trabajo en el mundo con Cristo,” Mohr nos cuenta. “Poder compartir mi experiencia como maestro y ponerme al servicio de la Iglesia -es increíble lo que Dios utiliza cuando nos hacemos disponibles”.

Mohr se llena de gratitud por el privilegio de encontrarse con la fe de personas en cuatro países distintos en sus cuatro años de formación. Como Jesuita, ha viajado a Nicaragua, Guatemala, Guyana y Vietnam, para servir y aprender. Está entendiendo el verdadero sentido de la universalidad de la Compañía y ve estas experiencias como un don fundaste de su formación.

En Guyana, le impactó el deseo profundo de entender el catolicismo que ha encontrado en los fieles. Como novicio, se ha sentido falto de preparación para guiarlos pero “Jesús siempre ha estado ahí, guiándome y siempre he sabido que podía hacerlo con Él.”, nos dice, gracias en parte a su experiencia de los Ejercicios Espirituales.

Mohr continúa buscando oportunidades donde se sienta retado a crecer en espacios no familiares. “Estos lugares”, nos dice, “donde la fe no se da por sentada, donde la gente desea los sacramentos y apoyo espiritual sólo puede recibirlos pocas veces al año. Esto me ha mostrado la realidad de la Iglesia Universal y las necesidades de nuestros hermanos Católicos alrededor del mundo”.

Mohr creció en Baton Rouge, Louisiana y se graduó de la preparatoria Catholic High School. Ahí encontró la belleza de la vida religiosa animada por la misión y “algo comenzó a moverse dentro de mi”. Después de estudiar Inglés en la universidad Millsaps College, Mohr enseñó en una preparatoria Católica en Mississippi con un director que le animó a explorar la inquietud que sentía. Fue un Hermano Cristiano que conocía a Mohr bien quien lo dirigió a los Jesuitas. Después de 3 años de discernimiento, entró a la Compañía de Jesús en el 2013. “Sabía que el llamado que sentía era algo que tenía que explorar a mayor profundidad”.

Recientemente Mohr comenzó su último año de estudios de filosofía en la Universidad Jesuita St. Louis University y está entusiasmado de comenzar su tercer año en la casa de estudios para Jesuitas en formación Bellarmine House, en St. Louis. Sus experiencias internacionales le han ayudado a descubrir cosas acerca de si mismo que lo abren a nuevas posibilidades para su ministerio a futuro. Se siente lleno de gratitud por el apoyo de su comunidad y sus superiores que lo han apoyado, sabiendo que harán decisiones sabias con respecto a sus destinos. “Cuando voy a estos lugares, intento sacarle el máximo provecho a mi tiempo”, nos dice. “Hay una misión real, de no necesariamente traer a Jesús, sino de descubrirlo en nuestro trabajo y en nuestras vidas juntos. No soy yo quien escojo ir; soy enviado. Quisiera ser ese tipo de Jesuita que pueda aceptar ir a donde me pidan”.