Por Ignatius Plato

Formar a los alumnos para que vivan como ciudadanos responsables, sensibles a las necesidades de su mundo, es un sello distintivo de la educación jesuita. En muchos casos, esta educación incorpora la consideración de cuestiones globales o internacionales. El High School de la Universidad de San Luis (SLU, por sus siglas en inglés), en San Luis, Misuri, invita a sus estudiantes a una conversación global activa a través de su programa de Educación Global.
«Hace un par de años, el High School de la SLU creó el programa de Educación Global para abordar la misión de la Compañía a nivel global», explica Rob Chura, director del programa. «La principal conclusión de esas reuniones fue: ‘piensa globalmente, actúa localmente’. El lenguaje del servicio es verdaderamente internacional, como demuestran una y otra vez los jesuitas. Así que queríamos investigar formas para que nuestros estudiantes se dieran cuenta de que pueden ser algo más que líderes locales: también pueden ser comunicadores globales.»
El papel de Chura es encontrar formas en las que los estudiantes puedan comprometerse como comunicadores globales, particularmente, en cómo pueden adaptar y reorientar las formas en las que uno puede servir globalmente. Parte de esta conversación, sin embargo, encuentra sus raíces en situaciones complejas.
«Las disputas internacionales siempre han creado una sensación de división global, y la pandemia no ayudó precisamente a ello», dice Chura. «Una de las grandes cuestiones que abordamos con los estudiantes es cómo podemos recontextualizar el aislamiento cultural en el que nos encontramos hacia un bien mayor».
Afortunadamente, las Preferencias Apostólicas Universales (PAU) de la Compañía de Jesús ofrecen orientación sobre cómo proceder. Chura explicó que, al abordar las cuestiones globales a través de un lente ignaciano, los estudiantes empiezan a encontrar formas de afrontar esas mismas cuestiones a nivel práctico.
«Por ejemplo, ¿cómo puede traducirse nuestro trabajo en el cuidado de la tierra o en la defensa de los marginados en una política global, como las declaraciones que publican las Naciones Unidas?», pregunta Chura. «Esto suele dar lugar a ideas sorprendentes por parte de los estudiantes».
Las ideas de los estudiantes se pusieron en práctica en la reciente Cumbre de Liderazgo de Activismo Global, uno de los esfuerzos del High School de la SLU para reunir a estudiantes de todo el mundo para participar en el trabajo colaborativo. La cumbre se celebró a través de Zoom, debido a la preocupación por la pandemia en ese momento. Grupos de estudiantes debatieron los diferentes problemas que afectaban a sus partes específicas del mundo y cómo podían avanzar activamente hacia una solución global de los problemas. A continuación, cada grupo hizo una presentación en la que transmitió al resto de la cumbre sus conclusiones, puntos de vista e ideas.
Chura recordó un momento especialmente impactante. «Cuando estábamos terminando nuestras preguntas finales, me fijé en un estudiante internacional que se moría por compartir algo», sostuvo. “Me dijo que estaba muy agradecido por la cumbre y que le entristecía que terminara por todas las amistades que había hecho».
Chura cree que este momento ejemplifica el tan necesario espíritu de entendimiento que falta en gran parte de la comunicación global actual. «Gran parte de la política mundial se basa en la cooperación», afirma. «Es la típica mentalidad del ‘yo te rasco la espalda, tú me rascas la mía’. Pero, basándome en el trabajo de nuestros estudiantes de Educación Global, me he dado cuenta de que lo que realmente necesitamos es colaboración: trabajar juntos hacia el mismo objetivo porque cada uno entiende lo que necesita el otro.»
De este modo, aunque la cumbre en sí y el contenido de los proyectos producidos son productivos, Chura encuentra una esperanza aún mayor en saber que los estudiantes están aprendiendo sobre la comprensión y la colaboración intercultural. «Todos los proyectos que se les ocurren conducen a relaciones para toda la vida», dijo, «y eso se traduce en un mundo más colaborativo, un mundo más comprensivo».
El programa de Educación Global del High School de la SLU sigue abordando el dilema de la comunicación global en una época de aislamiento cultural, y a Chura le encanta cuando los alumnos encuentran formas ingeniosas y productivas de resolver esos problemas, aunque sea a pequeña escala.
«Vivimos en un mundo lleno de diferencias», dice, «y las diferencias deben celebrarse. Las celebramos a través de la conexión y el entendimiento humanos. Dependerá de todos nosotros -no sólo de la generación más joven- hacer realidad esa conexión humana.»