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Historias

Por Ignatius Plato

Christine Dragonette, Directora de Ministerios Sociales de la Iglesia del Instituto San Francisco Javier

La justicia social es fundamental en el modo de proceder de la Compañía de Jesús. Christine Dragonette, directora de la pastoral social de la Iglesia del Instituto San Francisco Xavier, de San Luis, comparte plenamente esta misión, basando todo lo que hace en el amor al prójimo.

Dragonette lleva diez años trabajando en la pastoral social de la parroquia, lo que ha supuesto un paso importante en su formación personal. «Siempre me habían apasionado las áreas en las que se cruzan la fe y la justicia», dice Dragonette. «Trabajar en la Iglesia del Instituto y cursar estudios de postgrado en la Universidad de San Luis me dio apertura al carisma jesuita, lo que sin duda ayudó a impulsar aún más esa pasión. Sentí que estaba preparada para decir ‘sí'».

Una de las principales formas en que incorpora el carisma a su trabajo es a través del Programa de Proyección de la Iglesia del Instituto, que ayuda a las personas con recursos limitados a obtener legalmente documentos de identidad del Estado de Missouri y certificados de nacimiento de su estado de origen.

«El Programa de Proyección es una parte importante de nuestra vida parroquial porque satisface una gran necesidad», dice Dragonette. «Cada año atendemos a más de 3.500 personas que necesitan ayuda para obtener los documentos de identidad adecuados y sufragar los gastos. Aprovechar el trabajo de muchos que estuvieron antes que yo, e idear formas creativas de abordar una necesidad de esa magnitud ha sido a la vez energizante y desafiante.»

Estos esfuerzos están dejando huella en todo San Luis y en el resto del país. «Otras organizaciones de San Luis han aprendido de nuestros esfuerzos a la hora de poner en marcha sus propios programas, y también se han unido a nosotros en labores de promoción», afirma Dragonette. «Eso habla de la importancia de este tema y de la necesidad de mirar más allá del trabajo directo, a los problemas sistémicos en juego. En primer lugar, ¿por qué es tan difícil para determinadas personas obtener una identificación oficial? ¿Cómo hemos llegado a este punto? Hemos empezado a plantear estas cuestiones a personas en posiciones de poder y a abogar por soluciones reales al problema».

Como parroquia, la Iglesia del Instituto está comprometida con la lucha contra el racismo y la justicia racial. Dragonette dedica gran parte de su tiempo a participar en estos esfuerzos.

«La reconciliación racial es una parte difícil pero necesaria de la formación de la parroquia», afirma. «Hemos aprendido por las malas, en algunos casos, que estar en relación unos con otros y con Dios es necesario para avanzar hacia la reconciliación racial, algo que a muchos de nosotros a veces nos cuesta entender del todo».

Dragonette dice que estos desafíos en última instancia dan forma a la expresión de la misión jesuita en la parroquia. «A veces hemos tenido la tentación de avanzar demasiado deprisa, queriendo una lista de ‘cosas que hacer’ que de repente nos convierta en una parroquia antirracista. Pero hemos aprendido que, para construir una parroquia más equitativa, es igual de importante dedicar tiempo a establecer relaciones y comprender plenamente las experiencias de todos».

Los voluntarios del Programa de Extensión de la Iglesia trabajan con personas subrepresentadas que solicitan legalmente documentos de identidad estatales.

Y continuó: «Los ministerios sociales son un equilibrio entre acompañamiento y proactividad. Uno quiere progresar, quiere seguir avanzando, quiere marcar la diferencia ahora. Pero para hacer todo eso, hay que centrarse en las relaciones. En este sentido, estamos aprendiendo que la mejor manera de marcar la diferencia es mediante esfuerzos prolongados en el tiempo. Sí, tener una lista de control y un plan es importante, pero trabajar en colaboración nos lleva más lejos».

Esta idea se ha convertido en el corazón de la pastoral social de la Iglesia del Instituto San Francisco Xavier: una cuidadosa mezcla de amor y acción que marca la diferencia. Dragonette reconoce cómo su trabajo inspira a otros y cómo el trabajo de estos, a su vez, alimenta una narrativa mayor de amor reivindicativo que se extiende por todo el mundo.

«Ver cómo nuestro trabajo ha crecido gracias a nuevas asociaciones me da esperanza», afirma. «Me da esperanzas de que todos nosotros, en todos los rincones del mundo, con nuestros diferentes esfuerzos, estemos concertando en algo que está marcando una gran diferencia. Todo suma, y para mí ese es el aspecto más alentador de mi trabajo».

Dragonette comparte una breve historia: «Un día se me acercó alguien de la comunidad, alguien a quien uno de nuestros voluntarios había ayudado. Me dijo: ‘Se nota que la gente se preocupa por nosotros’. Y para mí eso fue algo más que la grandeza de nuestros voluntarios. Hablaba del carisma jesuita de encontrar a Dios en todas las personas y lugares, que es algo que todos deberíamos esforzarnos por hacer».