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Historias

Por Jerry Duggan

Fr. Rafael Garcia, SJ
Fr. Rafael Garcia, SJ

Después de tener éxito en su carrera de arquitecto, el P. Rafael García, SJ, se dio cuenta de que su verdadera vocación en la vida es el servicio a las comunidades inmigrantes con necesidades similares a las de su infancia.

El padre García tenía nueve años cuando su familia huyó de la Cuba de Fidel Castro y se estableció en Miami. Los primeros años de su familia en Estados Unidos fueron difíciles. El padre del P. García no podía salir de Cuba y tenían poco dinero. A pesar de la falta de transporte y de tener que adaptarse a una nueva cultura, una fuerte ética de trabajo los ayudó a superar esos tiempos.

De joven, el P. García se inclinó hacia el campo de la arquitectura. En el noveno grado, tomó un curso de gráfica con un gran profesor que le despertó su interés. Ese verano, le ofrecieron un trabajo de tiempo parcial después de la escuela en una oficina de arquitectura.

Después de graduarse de la escuela secundaria pública, el P. García se inscribió en un centro de estudios superiores antes de realizar su transferencia a la Universidad de Miami para estudiar arquitectura. A medida que tenía éxito profesionalmente, algo más sucedía en el entorno personal de su vida.

Un grupo de colegas del P. García era parte de una Comunidad de Vida Cristiana (CVX). Las CVX son grupos de hombres y mujeres laicos que basan su vida de fe en la espiritualidad ignaciana. Primero, fue a la misa y reunión del jueves por la tarde por invitación del arquitecto para el que trabajaba cuando iba a la escuela secundaria. Cuánto el P. García más se dedicaba a este grupo, más descubría a la comunidad y más crecía en la fe. Con el tiempo, recibió los tan esperados sacramentos de la Primera Comunión y Confirmación, y se dedicó a la iglesia. Aún así, amaba su carrera de arquitecto y se sentía realizado de otra manera.

Cuando en su trabajo se postergó un proyecto de arquitectura importante, el P. García inesperadamente se tomó un tiempo para hacer una peregrinación muy deseada a la Tierra Santa. Mientras estaba allí, sintió un llamado al sacerdocio que marcó su vida para siempre.

«Realmente no sé cómo explicar lo que sentí porque fue tan diferente a todo lo que sentido antes», dijo. Meses después en Miami durante un retiro anual, se sintió convencido de su llamado.

«Supe que tenía que hacer algo al respecto», dijo.

El padre García le consultó a su amigo y director de la CVX, un sacerdote jesuita, quien animó al P. García para postularse en la Compañía de Jesús. El padre García así lo hizo y entró en el noviciado en 1983 a la edad de 30 años.

Durante sus años de formación, una experiencia única fue dirigir la construcción de un hospital psiquiátrico al estilo misión para los pobres del área de Tijuana, México. El padre García diseñó el edificio, un proyecto del que se enteró por primera vez cuando era novicio. El hospital abrió en 1998 y todavía mantiene contacto con muchos en Tijuana, a pesar de que el hospital cerró en el 2018 debido a dificultades financieras.

El padre García se ordenó como sacerdote en 1993.

Fr. Garcia blesses newborn baby.
El padre García bendice al recién nacido de una mujer en busca de asilo.

«No sabía realmente lo que me esperaba», explicó.

En el otoño de 1993, el P. García fue asignado como pastor asociado en una parroquia en Tampa, Florida que en ese entonces era jesuita. También coordinó el programa de educación religiosa de la parroquia y trabajó como capellán en la escuela de la parroquia.

Después de un año, el P. García fue nombrado pastor de la parroquia Sagrado Corazón, la histórica parroquia jesuita ubicada a unas pocas cuadras de la frontera con México en El Paso, Texas. El padre García se enamoró de la comunidad de la parroquia y de su servicio a la comunidad mayoritariamente pobre e inmigrante. Se quedó allí durante trece años.

«Mi misión en el Sagrado Corazón era mucho más que una misión», cuenta. «Fue una experiencia que cambió mi vida al trabajar con gente que tenía tan poco pero que era tan generosa en espíritu y con una fe profunda».

El padre García trabajaba con familias necesitadas todos los días, proporcionándoles cuidado pastoral y apoyo moral. Siendo él mismo un inmigrante, el P. García consideraba este trabajo especialmente gratificante.

«Me sentí honrado de liderar esa comunidad de fe por tantos años», dijo.

Durante su estancia en El Paso, el P. García prestó servicios en ministerios diocesanos y participó en actividades para preservar el barrio – el segundo barrio – de la destrucción.

Después de un año sabático, en el 2008 el P. García fue asignado a la parroquia Inmaculada Concepción en el centro de Albuquerque, Nuevo México, donde trabajó como pastor durante cinco años y medio. Allí, atendió a una población numerosa, y eventualmente, trabajó en un centro de detención de inmigrantes. Una comunidad del Cuerpo de Voluntarios Jesuitas (JVC por sus siglas en inglés) se inició durante su tiempo como pastor, y la parroquia tenía una escuela parroquial grande. Así que, las responsabilidades eran muchas más. Pero el pueblo de Dios y el personal eran maravillosos a la hora de trabajar.

Fr. Garcia leads weding celebration
El padre García hace una renovación de votos con el motivo de la entrada de la pareja a la iglesia.

Luego, el padre García trabajó como párroco en San Francisco Javier en la ciudad de Kansas, Mo., otra tarea muy gratificante. Muchos fieles comprometidos y progresistas mantienen esta parroquia viva y en búsqueda de justicia. Allí conoció a una comunidad de trabajadores agrícolas migrantes en Lexington, Mo., una comunidad rural a una hora del este de la parroquia. El padre García, un grupo de estudiantes de la Universidad de Rockhurst y fieles le proporcionaron cuidado pastoral a este grupo, muchos de los cuales no tenían un «hogar» espiritual en Estados Unidos. Acoger a esta gente en la fe fue muy gratificante para el P. García.

«Muchos de ellos tenían vergüenza por no estar confirmados, o por no ir a misa con frecuencia», explicó. » Les dije que no tenían que avergonzarse y que yo mismo tuve una experiencia similar». Sus celebraciones de los sacramentos de iniciación fueron especialmente alegres y vibrantes.

En el 2016, el padre García regresó a El Paso, y trabajó en cuidado pastoral en el centro de detención del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE por sus siglas en inglés) y en dos centros de detención residencial para menores no acompañados. La fe y la resiliencia de los detenidos, jóvenes o ancianos, que sufrían la separación familiar, provocaron un fuerte impacto en el P. García.

«Hay muchos relatos sobre los inmigrantes que vienen a tomar trabajos en Estados Unidos, o que traen crimen o enfermedades», explicó. «En mi experiencia, estos relatos no son ciertos. Estas personas se ven obligadas a dejar sus hogares y solo buscan un lugar seguro para salvar a sus familias. Lo menos que podemos hacer es empatizarnos con esa problemática humana».

Fr. Garcia at Southwest Key
El padre García saluda a una joven en Southwest Key, un refugio para menores migrantes no acompañados.

El padre García fue nombrado nuevamente párroco de la parroquia Sagrado Corazón en El Paso en julio del 2020. Desde su misión inicial en la parroquia, mucho ha cambiado, pero otras cosas todavía siguen siendo las mismas.

«Las familias que conocía hace años tienen niños grandes y muchos se han marchado y regresado, pero las necesidades en esta comunidad siguen siendo muchas», dijo.

Desde sus interacciones diarias con los fieles durante visitas al centro de detención a lo largo de la frontera, el P. García busca llevar la buena noticia de Dios a todos con los que se encuentre. Sin embargo, él siente que a menudo recibe más. Como Ignacio nos enseñó, el amor se vive «en el dar y el recibir».

«Vine a los Estados Unidos de niño, como refugiado, con mi madre y mi hermano. Así que, puedo entender las dificultades por la que atraviesa esta buena gente, y es mucho peor de lo que yo sufrí», explicó». «Las personas migrantes a las que ayudo en varios contextos son personas de fe fuertes y resilientes. Tengo la bendición de trabajar como pastor en esta comunidad. A través de ellos, he confirmado mi verdadera vocación en la vida».

Fr. Garcia at detention center.
El padre García se reúne con los migrantes en el centro de detención ICE.