Por el Padre Jeff Johnson, SJ
Durante décadas, los jesuitas y nuestros compañeros que entraban a la capilla de St. Charles College en Grand Coteau, Luisiana, eran recibidos por un hermoso símbolo de fe, una representación de Cristo triunfante en hierro forjado y mosaico. Para generaciones de jesuitas, La Victoria de Cristo fue una piedra de toque para la oración, la reflexión y los momentos de tranquilidad que dieron forma a nuestra vida espiritual.
Hoy, esta amada pieza encuentra nueva vida en la Escuela Preparatoria del College Jesuita Strake en Houston, una continuación de su propósito sagrado y un puente entre generaciones de jesuitas y aquellos a quienes sirven.
Una presencia familiar en la capilla
Para quienes oraron ante esta obra de arte en St. Charles College, los recuerdos probablemente sean vívidos. La figura de Cristo –su cabeza, manos y pies delineados en vibrantes mosaicos– parece atraer la mirada y el corazón hacia arriba. A su alrededor, los símbolos del sacrificio eucarístico conectan el sacrificio de la cruz con el altar de abajo, mientras que los elementos de hierro forjado y mosaicos hablan del Espíritu Santo, los apóstoles, los evangelistas y los sacramentos.
Instalada sobre el altar durante la construcción de la capilla a principios de los años 60, la obra de arte fue parte de un esfuerzo más amplio para hacer de la capilla un lugar de profunda resonancia espiritual. Diseñada por Delio Garza de la Universidad del Suroeste de Luisiana, se complementó con un dosel de hierro forjado en el mismo estilo y estaciones del Vía Crucis de hierro forjado de Wilfert Church Art Studio. Juntos, estos elementos crearon un espacio donde los símbolos litúrgicos y el arte moderno se encontraron en armonía.
Un nuevo capítulo en Houston
Cuando la capilla de St. Charles College se sometió a una importante renovación recientemente, nuestra querida Victoria de Cristo encontró un nuevo hogar en el Collegue Jesuita Strake en Houston. El museo de arte de la escuela reconoció su valor histórico y espiritual y comenzó un proyecto para restaurar y reubicar la pieza.
La restauración, encomendada a Byron “Marty” Kessler, reveló el brillo de los mosaicos originales y la artesanía del hierro forjado. El trabajo cuidadoso de Kessler revivió los colores vibrantes y los detalles intrincados que habían cautivado a generaciones en Grand Coteau.
La restauración fue más que solamente preservar el arte; se trataba de salvaguardar el legado espiritual incrustado en la pieza.
En 2024, después de varios meses de planificación y preparación, La Victoria de Cristo de Grand Coteau se instaló en una pared de piedra caliza en el campanario de la Capilla de San Ignacio en el College Jesuita Strake. Esta nueva ubicación, bañada por la luz natural, enfatiza los colores de los mosaicos y crea una experiencia visual dinámica para quienes la encuentran. Un lugar para nuevas oraciones y viejos recuerdos
A medida que la Victoria de Cristo retoma su papel como centro de oración, lleva consigo los ecos de innumerables oraciones ofrecidas en su presencia. Para quienes una vez se arrodillaron ante ella en Grand Coteau, su reaparición es como encontrarse con un viejo amigo: familiar, reconfortante y lleno de historia compartida.
Para los estudiantes, profesores y visitantes del lugar esta es una nueva invitación a encontrarse con Cristo. Situada en el campanario de la capilla, atrae los corazones hacia arriba y recuerda a todos los que la ven el triunfo de Cristo sobre el pecado y la muerte, una verdad que resuena tan poderosamente ahora como lo hizo hace décadas.
Si bien su ubicación ha cambiado, la misión de la Victoria de Cristo en Grand Coteau sigue siendo la misma: acercar a las personas a Dios a través de su belleza y simbolismo. Para los jesuitas que han rezado ante ella, es una oportunidad de recordar las gracias recibidas y las oraciones susurradas en su presencia. Para quienes la encuentran por primera vez, es una invitación a participar en esa misma tradición.
Al reflexionar sobre el recorrido de esta obra de arte sagrada, desde Grand Coteau hasta Houston, vale la pena recordar el ideal jesuita de encontrar a Dios en todas las cosas, incluso en el movimiento de la historia y la restauración de obras antiguas. En su nuevo hogar, La Victoria de Cristo de Grand Coteau continúa inspirando oración, reflexión y un encuentro más profundo con los misterios de la fe.
Para quienes la conocen bien, esperamos que su reaparición suscite gratitud. Para quienes la encuentran de nuevo, que abra el corazón al Dios que triunfa a través de la Cruz.
El padre Jeff Johnson, SJ, es el presidente de la Escuela Preparatoria del College Jesuita Strake de Houston. Hizo su noviciado en Grand Coteau.