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Historias

Por Jerry Duggan

Nelda Turner
Nelda Turner

Desde muy pequeña, a Nelda Turner le enseñaron a compartir todo -la comida, la risa y la amistad- para considerar el bienestar de los demás y no sólo el suyo propio. Décadas después, ella practica ese mismo principio en su trabajo como directora espiritual y de retiros.

«En mi trabajo como directora, estoy aquí para ayudar a la gente a reconocer cómo y dónde está trabajando Dios en sus vidas», señaló. «Quiero que se sientan escuchados, apoyados y comprendidos».

Aunque Turner siempre ha sido una mujer de fe, pasó gran parte de su vida adulta sin estar familiarizada con la dirección espiritual. Durante 30 años, trabajó en su propia peluquería. Ella cree que este trabajo la preparó para su siguiente carrera como directora espiritual y de retiros en el Centro de Espiritualidad Jesuita en Grand Coteau, LA. «Trabajar como peluquera me enseñó a saber escuchar», explicó. «Mis clientes eran hombres y mujeres, jóvenes y mayores, de todas las clases sociales, y siempre venían con una historia que contar. Me aseguraba de estar atenta, no siempre comentando, sólo apoyándoles y haciéndoles saber que les escuchaba».

El negocio de Turner iba bastante bien. Ella no tenía la intención de cambiar de profesión. Entonces, una hermana carmelita que la ayudó a facilitar un retiro de Cuaresma en su parroquia le propuso ser directora espiritual.

Al principio, Turner no estaba interesada.

«No me oponía a la idea. Sólo que nunca me lo había planteado y pensé que la hermana lo había mencionado de pasada y que ahí quedaría todo», dijo.

Una semana después, la hermana volvió y le presentó a Turner una propuesta concreta. En una ciudad cercana se iba a celebrar una sesión informativa para futuros directores espirituales. La hermana le pidió a Turner que compartiera el auto con otras personas de su zona que iban a asistir al evento.

«Ya que se tomó tantas molestias, pensé que al menos debía ir y darle una oportunidad», recuerda Turner.

La sesión informativa reveló que 30 personas estaban interesadas en sólo 12 plazas disponibles para la formación en dirección espiritual.  Para sorpresa de Turner, ella había sido seleccionada, pero aún no estaba convencida en su interior de que había sido llamada para este ministerio.

Finalmente, tuvo un momento de claridad.

«A los tres o cuatro meses del programa hice una conexión», dijo. «Una vez que sentí esa conexión y todo empezó a tener sentido, me enamoré del concepto de dirección espiritual».

Después de varios años de formación, Turner estaba tan comprometida con la dirección espiritual que tomó la difícil decisión de vender su negocio y comprometerse con una carrera para conectar a otros con Cristo a través de la Espiritualidad Ignaciana.

Turner fue contratada a tiempo parcial en el Centro de Espiritualidad Jesuita en el 2005. En el 2011, el Centro cerró durante 18 meses por reformas y, tras su reapertura, Turner se incorporó al personal a tiempo completo. Como mujer laica casada y con familia, es también un valioso miembro de la familia jesuita y la única mujer directora del personal de retiros.

Además del Centro de Espiritualidad de los jesuitas, Grand Coteau alberga al Noviciado de San Estanislao Kostka, al Pabellón San Alfonso Rodríguez para jesuitas mayores y enfermos, también a los jesuitas que trabajan en el Centro de Espiritualidad, a la Iglesia Católica San Carlos Borromeo y a la Casa de Retiro Nuestra Señora de los Robles.

«Todos somos una familia en Grand Coteau», dijo. «Desde los novicios, que pueden tener hasta 18 años, pasando por los jesuitas mayores y los miembros del personal laico, todos nos llevamos bien».

Lo que Turner encuentra más gratificante en su trabajo es poder ver cómo los que dirige establecen una conexión con Dios.

«Ver el cambio que se produce en las personas a las que dirijo es muy gratificante», afirma. «Cada participante en el retiro es único y para algunos el proceso es más largo.  Pero cuando permiten que Dios entre en sus corazones y empiece a trabajar en sus vidas, veo una diferencia muy profunda».

De hecho, ver a Dios trabajando en aquellos que dirige fortalece su propia relación con el Señor. Cree que su trabajo en el Centro le ha enseñado muchas lecciones valiosas que aplica en su propia vida.

«Una lección que me ha enseñado mi trabajo aquí es la de esperar a Dios», dijo. «A veces, se necesita un tiempo para entender lo que Dios tiene en mente para mí, pero esto se aclara cuando somos pacientes y escuchamos bien».

Turner siente que ha encontrado un nicho en el Centro, en parte, porque es una mujer laica.

«Cuando empecé a dirigir, había pocos directores laicos, y aún menos mujeres directoras», recuerda. «Pero este trabajo es personal e íntimo, y algunas mujeres se sienten más cómodas teniendo una directora espiritual o una directora de retiros femenina. Estoy feliz de estar aquí para ellas».

Además, aprecia el hecho de poder trabajar entre muchos jesuitas como colaboradora laica dedicada.

«Mi experiencia de vida es bastante diferente a la de los jesuitas con los que trabajo en el Centro, pero todos acabamos juntos para hacer esta labor muy importante», dijo. «Después de todo, Dios nos necesita a cada uno de nosotros – jesuitas y colaboradores laicos, hombres y mujeres – en el equipo de los retiros».