Por Eric A. Clayton
“Cuanto más desciendo en mí mismo, más encuentro a Dios en el corazón de mi ser”, escribió el sacerdote jesuita y científico francés Pierre Teilhard de Chardin. “Cuanto más multiplico los vínculos que me unen a las cosas, más cerca está de mí Él, el Dios que persigue en mí la tarea, tan interminable como la suma total de los siglos, de la encarnación de su Hijo”[i].
Estas palabras, tomadas de una colección de ensayos titulada Escritos en tiempos de guerra que Teilhard redactó mientras servía en el frente durante la Primera Guerra Mundial, evocan una sensación de urgencia melancólica, un deseo de más tiempo, de más oportunidades para descubrir el significado y el propósito más profundos de la vida.
La historia de Teilhard no terminó en las trincheras de la Primera Guerra Mundial. A diferencia de muchos de los que sirvieron con él, Teilhard tuvo la oportunidad de seguir desentrañando los misterios de la vida, y lo hizo desde una multitud de perspectivas. Gracias al nuevo documental, Teilhard: Visionary Scientist [Científico Visionario], y que ahora está disponible en streaming en la aplicación PBS, los espectadores pueden acompañar a Teilhard en esta búsqueda que durará toda su vida.
Nacido en la Francia rural en 1881, Teilhard de Chardin vivió una vida de vagabundeo y de asombro, de contradicciones aparentemente insolubles y de descubrimientos notables. Su madre le inculcó una profunda vida devocional de fe; su padre le inspiró el amor por los fósiles, las rocas y la investigación científica. La historia de Teilhard abarca todo el mundo, desde las alturas académicas de París hasta las fronteras arqueológicas de China, desde los lugares sagrados de Roma hasta los solitarios rascacielos de la ciudad de Nueva York, donde, en el exilio, moriría el domingo de Pascua de 1955, a los 74 años.
Los kilómetros físicos que Teilhard recorrió a lo largo de su vida palidecen en comparación con las profundidades espirituales a las que viajó este científico jesuita. Teilhard fue un visionario adelantado a su tiempo. Fue responsable de descubrimientos científicos revolucionarios, desempeñando un papel decisivo en el hallazgo del Hombre de Pekín en la década de 1920, un “eslabón perdido” esencial en la comprensión actual de la evolución humana. Sus ideas científicas alimentaron y fueron alimentadas por ideas místicas sobre Dios y la evolución. Pero a pesar de su esfuerzo por unir la ciencia y la fe, Teilhard fue prohibido por sus superiores jesuitas publicar o enseñar sobre teología o asuntos espirituales.
Las luchas de Teilhard, tanto internas como externas, ocupan un lugar central en Teilhard: Visionary Scientist. Estas luchas, y las preguntas que plantean, son las que los espectadores de hoy en día pueden entender.
“Los temas que surgen de la historia de Teilhard se conectan con cuestiones muy actuales en la sociedad y la religión”, dice Frank Frost, coproductor de la película y fundador de Frank Frost Productions. “Temas como la compatibilidad de la ciencia y la fe, una espiritualidad que abraza el mundo y mira hacia el futuro, la sostenibilidad ecológica, la evolución cada vez más evidente en la tecnología, el futuro de la especie humana…” La lista continúa. Estos son temas que resuenan en un público general, independientemente de su afiliación religiosa, lo que hace de Teilhard una película de amplio alcance. “La supresión de su pensamiento religioso y su lucha contra una autoridad inflexible tocan la fibra sensible de muchos, lo que hace que su historia sea universal”, dice Mary Link Frost, la otra mitad del equipo de coproducción formado por marido y mujer.
Sin embargo, la aceptación renuente de esa supresión por parte de Teilhard parece contracultural para los oídos modernos, y sorprendió incluso a algunos de sus contemporáneos, que lo alentaron a abandonar la vida religiosa que, a sus ojos, obstaculizaba su mente científica. “Mantuvo su fidelidad a sus votos jesuitas y a la iglesia Católica, aunque nunca entendió por qué no podían aceptar el regalo que les estaba ofreciendo”, dijo Mary.
Fue el deseo de Teilhard de reconciliar su comprensión de la evolución con su fe católica lo que lo metió en problemas. Teilhard estaba convencido de que la visión evolucionista de la vida no solo podía coexistir con su fe, sino que también la informaba. Como resultado, se encontró luchando con la historia de Adán y Eva (¿los humanos descendían literalmente de esta única pareja?) y, en consecuencia, con las enseñanzas de la Iglesia sobre el pecado original. Estas ideas llamaron la atención de sus superiores jesuitas, quienes insistieron en que afirmara las enseñanzas de la Iglesia o se arriesgaba a ser expulsado de la Compañía de Jesús.
Teilhard se encontró viviendo en esta tensión durante el resto de su vida. Lo energizaba lo que percibía como Dios revelándose a través de la evolución continua de la creación, solo para que sus superiores jesuitas lo obligaran a permanecer en silencio sobre sus conclusiones. Aunque su obra influyó en el Concilio Vaticano II y ha disfrutado de un renacimiento bajo el Papa Francisco, el propio Teilhard murió temiendo que sus escritos fueran relegados para siempre al basurero del pensamiento teológico.
La naturaleza “prohibida” de la obra de Teilhard fue, en parte, la historia del origen improbable de Teilhard: Visionary Scientist.
“Las semillas del interés por Teilhard se plantaron 50 años antes de que comenzáramos a filmar la película”, recuerda Frank. En esa época, Frank estudiaba para ser jesuita. “[Era] una época en la que el Vaticano advertía a los rectores de los seminarios que no permitieran a sus alumnos leer los escritos ‘peligrosos’ de Teilhard. Así que, por supuesto, mis compañeros y yo hicimos exactamente eso”.
Unos 50 años después, Frank volvió a su copia del texto clásico de Teilhard, The Divine Milieu [El medio divino]. Él y Mary sabían que Teilhard tenía seguidores internacionales, pero tal vez era menos conocido en Estados Unidos.
“Después de tener una conversación preliminar con PBS y de hacer la debida diligencia, descubrimos que nunca había habido un programa de televisión sobre él en Estados Unidos”, dijo Mary. “Y entonces, lanzamos el proyecto y nos sumergimos en la investigación en serio”.
“Nos enteramos de que la Universidad de Georgetown tenía una colección muy extensa de sus textos originales, cartas, escritos científicos y artefactos”, dijo Frank. “Así que teníamos a mano el material de investigación necesario. E incluso una pequeña investigación nos dijo que la historia de su vida contenía todo el drama que haría que fuera buena para la televisión”.
Aun así, se necesitaron 13 años, abarcaron cuatro países y tres continentes y se realizaron 35 entrevistas antes de que se completara el proyecto. Los Frost ven la experiencia como una peregrinación.
“Trabajar en este proyecto fue un proceso de descubrimiento continuo”, dijo Frank. “Al principio, pensamos que estábamos contando la historia de un hombre profundamente espiritual, y así fue. Por eso, fue una sorpresa descubrir que también era un científico de talla mundial, un paleontólogo con los pies en la tierra que escribió tantos artículos detallados sobre geología y paleontología como ensayos que trataban sobre espiritualidad. Esto nos llevó a hacer una corrección del rumbo y prestar mayor atención a sus esfuerzos científicos en China”.
“Al llegar a China para realizar una investigación, nos sorprendió aún más descubrir que hoy en día Teilhard goza de una gran estima en el mundo científico chino”, añade Mary.
En cierto modo, el lento desarrollo de la película y los numerosos giros y vueltas de la producción reflejan la famosa oración atribuida a Teilhard, una de las favoritas de Mary: “Sobre todo, confía en la lenta obra de Dios. Somos naturalmente impacientes en todo para llegar al final sin demora… Dale a nuestro Señor el beneficio de creer que su mano te está guiando y acepta la ansiedad de sentirte en suspenso e incompleto”.
Sin duda, Teilhard se vio obligado a aprender a aceptar la ansiedad de vivir en un estado de constante suspenso: ¿sería capaz de enseñar? ¿Sería capaz de publicar? ¿Adónde se le pediría que viajara después? Su historia es una de aceptación a regañadientes, pero también de confianza total en un Dios que seguiría guiando el viaje de su vida. Y Teilhard quería conocer a ese Dios. “Para Teilhard, el corazón de Dios se encuentra en el corazón del mundo, y el mundo natural y viviente está atravesado por la presencia de lo divino, por lo que él finalmente llamaría ‘el medio divino’”, escribe la biógrafa Ursula King[ii]. “La espiritualidad encarnada de Teilhard de la materia y la carne divinizadas, de la ofrenda sacramental del mundo entero con todo su trabajo y dolor a Dios, es la base misma que mantiene unidos todos los elementos de su cosmovisión”.[iii]
En 2015, 60 años después de la muerte de Teilhard, el papa Francisco publicó su innovadora encíclica Laudato si’, sobre el cuidado de nuestra casa común. En ella, el papa escribe: “El destino último del universo está en la plenitud de Dios, que ya ha sido alcanzada por Cristo resucitado, la medida de la madurez de todas las cosas”. Le atribuye a Teilhard esta línea de pensamiento.
Considerado demasiado radical para su época, el tiempo ha demostrado que Teilhard fue en verdad un científico visionario, un sacerdote jesuita profundamente comprometido y un individuo con un agudo sentido de lo que significa habitar una tradición mística. Para nosotros, en nuestros días, que luchamos por “escuchar tanto el clamor de la tierra como el clamor de los pobres”, Teilhard de Chardin es exactamente el maestro espiritual que necesitamos.[iv]
Visite TeilhardProject.com o vea Teilhard: Visionary Scientist de Frank Frost Productions, LLC, disponible ahora gratis en la aplicación de PBS.
Eric A. Clayton es el autor de My Life with the Jedi: The Spirituality of Star Wars y Cannonball Moments: Telling Your Story, Deepening Your Faith [Mi vida con los Jedi: La espiritualidad de Star Wars y Cannonball Moments: Contando tu historia, profundizando tu fe]. También es subdirector de comunicaciones de la Conferencia Jesuita de Canadá y Estados Unidos. Visite su sitio web: ericclaytonwrites.com.
Fotografía destacada: Fondation Teilhard de Chardin
[i] pp 50-51 en Pierre Teilhard de Chardin: Modern Spiritual Masters Series (Orbis, 1999).
[ii] p 14 Pierre Teilhard de Chardin: Modern Spiritual Masters Series (Orbis, 1999).
[iii] p 11 ibid.
[iv] #49 Laudato si’