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Acerca de nosotros

Estimados hermanos y amigos en el Señor

¡La paz de Cristo!

El miércoles pasado, en mi carta de respuesta a la crisis de abuso que estamos experimentando, yo indiqué que propondría formas concretas de actuar acerca del llamado del Santo Padre para la oración y ayuno para los miembros de la Iglesia. La carta de Sosa del 24 de agosto, la cual hace eco a ese llamado, nos da un mayor ímpetu.

Después de un diálogo con mis consultores, pido a todas las comunidades Jesuitas tomar el sábado, 15 de septiembre, el día de la Fiesta de la Virgen de los Dolores, como un día de ayuno y oración. Puesto que estamos siendo llamados a conversión comunitaria, pido a los superiores organizar una eucaristía o tiempo de oración para toda la comunidad y para promover el llamado para el ayuno durante ese día. El camino adelante nos involucrará a todos nosotros para responder a esta crisis y, por lo tanto, es correcto que oremos y ayunemos en unión unos con otros, buscando el perdón de los pecados que se han cometido, pero que también nos han sensibilizado hacia una ansiedad por la justicia en solidaridad con las víctimas de abuso y todos aquellos que permanecen vulnerables. Tal como lo menciona Fr. Sosa, necesitamos una conversión para crear una cultura que sea segura para los niños y para todas aquellas personas vulnerables.

F. Sosa también ha pedido a todos los directores de trabajos (jesuitas) crear algo de tiempo de oración común y penitencia; tal como el Papa Francisco escribió en su carta, ‘si un miembro sufre, todos sufren junto con él’ (1 Corintios 2:26). Ustedes saben mejor cómo ayudar a las mujeres y hombres a los que sirven para responder a este llamado. Pueden encontrar alguna fecha en lugar de la del 15 de septiembre que les funcione mejor. No obstante, pido a todos ustedes que reflexionen en cómo ayudarán a la iglesia a avanzar en este importante asunto.

¿Es este el último paso que daremos? Obviamente no. Tanto el Santo Padre como Fr. Sosa nos invitan a continuar el proceso de conversión de mente y corazón. Este momento de oración y ayuno nos prepara para el camino que emprenderemos.

Gracias por responder al llamado de la Sociedad y la Iglesia en este sensible asunto. Que María, la madre de Dios interceda por nosotros para que juntos busquemos discernir el llamado de Dios.

Su hermano en el Señor,

Ronald A. Mercier, S.J.
Provincial