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Historias

Por Jerry Duggan

Nancy Herzig
Nancy Herzig

Hasta que una mudanza la llevó a vivir en los alrededores de una parroquia jesuita en Puerto Rico, Nancy Herzig sabía poco o nada sobre los jesuitas.

Poco después de entrar en la parroquia, Herzig completó por primera vez la 18ª Anotación de los Ejercicios Espirituales. Su experiencia resultó ser tan transformadora que, desde entonces, decidió compartir esos Ejercicios con otros y convertir esa labor en un punto central de su vida.

En 2017, Herzig y un grupo de feligreses de la Parroquia San Ignacio de Loyola en San Juan, Puerto Rico, decidieron prepararse formalmente en los Ejercicios Espirituales. Quedaron tan conmovidos por sus experiencias individuales que se unieron con la misión de implementar a largo plazo un programa para formar a otros en la disciplina.

El padre José (Pepe) Ruiz, SJ, que entonces estaba en la parroquia, formó a los feligreses en un riguroso programa.

«Nos reunimos una vez a la semana durante todo un año, y Pepe fue muy generoso con su tiempo y estuvo totalmente de acuerdo con nuestra idea», dijo Herzig.

En los años transcurridos, los feligreses han desarrollado un plan de estudios de dos años que les permitirá formar adecuadamente a los compañeros en los Ejercicios. La idea es que los feligreses que formen en los Ejercicios capaciten a otros y, por tanto, amplíen en gran medida el número de feligreses y miembros de la comunidad que los hayan experimentado.

Se trata de una importante inversión de tiempo, talento y dinero. El grupo se ha registrado recientemente como organización legal sin ánimo de lucro -con el nombre de «Instituto de Formación Ignaciana»- y espera comenzar su plan de estudios de dos años a principios de 2022.

Ha habido desafíos logísticos en el camino y la pandemia ha presentado obstáculos adicionales.

Pero para Herzig y sus compañeros todo esto ha valido la pena.

«Me he comprometido a hacer realidad este Instituto porque creo de todo corazón en el poder de los Ejercicios Espirituales y tengo la bendición de contar con un grupo de feligreses que sienten lo mismo y con una comunidad parroquial que ha apoyado tanto nuestros esfuerzos», explicó.

Herzig entró en contacto con los Ejercicios Espirituales en un momento de su vida en el que necesitaba conectarse con Dios a un nivel más profundo y espera impartir esa misma experiencia transformadora a otros.

«Mi primera experiencia con los Ejercicios Espirituales sacudió mi fe por completo y capturó mi corazón», recordó. «Me hicieron cuestionar en qué es lo que realmente creo, pero, a través de ese cuestionamiento interno, mi fe salió más fuerte, más profunda y más significativa».

En busca de una orientación, ella acudió a su fe, que ha cambiado de rumbo varias veces a lo largo de su vida.

De joven, fue miembro de la Iglesia Luterana. También probó el budismo antes de que una estrecha relación con la Virgen la llevara a la Iglesia católica.

Poco después se unió a una parroquia jesuita y los Ejercicios Espirituales le sirvieron para confirmar que, tras décadas de incertidumbre en su vida de fe, estaba en el lugar correcto.

«Los Ejercicios Espirituales fueron la primera vez que sentí que podía tener un encuentro real y personal con el Señor y, en ese encuentro, sentirme completamente aceptada y amada», confesó.

Herzig con el P. Flavio Bravo, SJ, párroco de la Parroquia San Ignacio de Loyola.
Herzig con el P. Flavio Bravo, SJ, párroco de la Parroquia San Ignacio de Loyola.

Además, pronto se dio cuenta de que, en una parroquia jesuita, su voz era escuchada de una manera en que no lo había sido antes.

«En mi experiencia, los jesuitas y sus compañeros de misión son grandes oyentes», señaló. «Se preocupan por aquellos a los que sirven, y eso realmente marca la diferencia».

Con ese mismo espíritu, ella, y los otros feligreses que están detrás de IFI, quieren escuchar a otros y formarlos como compañeros en los Ejercicios Espirituales.

Actualmente están en contacto con la nueva Oficina de Espiritualidad Ignaciana (OIS, por sus siglas en inglés) de la provincia en relación con la futura implementación del programa y esperan ofrecer formación en persona en un mundo post-pandémico.

«Quiero estar ahí para otros a través de los Ejercicios y compartir con ellos este tremendo regalo», afirmó. «Encuentro que, al hacerlo, aprendo y entiendo tanto de la experiencia como de la persona que estoy guiando, y que ambos, juntos, crecemos más cerca de Dios».