14 de julio de 2022 – Cada lunes por la noche durante el año académico, más de 150 estudiantes se reúnen en el Centro de Estudios Católicos de la Universidad de Saint Louis para la «Noche de Campion», un programa de formación espiritual y cultural que lleva el nombre del mártir jesuita inglés San Edmund Campion.
Una red de más de 65 voluntarios y benefactores, muchos de ellos ex alumnos de la SLU, sirven una comida casera a los estudiantes cada semana como parte del programa. Una delegación de diez de estos «Voluntarios Campion» peregrinó a Inglaterra del 22 al 31 de mayo para seguir los pasos del patrón del Centro y representar a la SLU en visitas a instituciones jesuitas de todo el país.
James y Mary Lewis calificaron la peregrinación de transformadora. «Llevo varios años cocinando para un programa que lleva el nombre de San Edmundo Campion», indica Mary. «Pero ahora siento que lo conozco».
Antes de entrar en la todavía joven Compañía de Jesús en 1570, Campion era uno de los más reputados académicos de la Universidad de Oxford. Debido a que la práctica de la fe católica había sido prohibida en Inglaterra bajo la reina Isabel I, la decisión de Campion de hacerse sacerdote tuvo como precio el exilio de su propio país. Completó su formación jesuita en el extranjero y enseñó durante varios años en el Colegio de los Jesuitas de Praga antes de que el Superior General decidiera en 1580 que Campion debía volver a Inglaterra -esta vez en secreto y con el riesgo de ser torturado y asesinado- para atender a los católicos asediados.
Los peregrinos de la SLU visitaron lugares en los que se conservan pruebas tanto del peligro como del heroísmo de esta época, ninguno más dramático que una casa solariega cerca de Birmingham llamada Harvington Hall.
Construida en el siglo XVI por una familia decidida a seguir siendo católica, la casa conserva intactas siete cámaras secretas para esconder a los sacerdotes. Diseñados por Nicholas Owen, SJ, un hermano jesuita muy hábil en la carpintería, los «agujeros de los sacerdotes» están escondidos en las escaleras, detrás de las vigas de madera, dentro de las falsas chimeneas y debajo de las tablas del suelo. Cuando los cazadores de sacerdotes llegaban a la puerta, Campion y otros sacerdotes que atendían en secreto a los fieles tenían que esconderse en estas pequeñas cámaras sin luz, a menudo durante días.
Varios de los peregrinos de la SLU pudieron meterse en uno de los agujeros de los sacerdotes. El padre Matthew Baugh, SJ, que dirige el Centro de Estudios Católicos de la SLU y que dirigió la peregrinación, encontró la experiencia profundamente conmovedora.
«Fue el increíble heroísmo de estos primeros jesuitas lo que me hizo querer entrar en la Compañía de Jesús en primer lugar», explica Baugh. «Me sentí muy cerca de ellos. Y de repente me di cuenta de que su voluntad de estar confinados en un lugar tan diminuto los hacía como Cristo, que se hizo lo suficientemente pequeño como para caber en un vientre humano».
Para Dale y Angie Doerr, la peregrinación fue «una experiencia que cambió la vida». «Seguir los pasos de San Edmundo Campion me ha hecho pensar más profundamente en el martirio cristiano y en el valor que le supuso vivir su fe», confiesa Angie.
«Aunque sé que nunca seré llamada al extremo y horrible final al que él fue convocado, me hace reflexionar sobre mi vida y las oportunidades que se me presentan cada día para realizar pequeños actos de bondad y sacrificios cristianos».
Tras pasar de casa en casa durante algo más de un año, Campion fue finalmente capturado en julio de 1581 y encarcelado en la Torre de Londres. Casi 50 años antes, Santo Tomás Moro y San Juan Fisher fueron condenados a muerte por su fe católica mediante la decapitación en la Torre. Cuando Campion fue ejecutado, la persecución de los católicos había alcanzado nuevas y feroces cotas. Fue arrastrado por la ciudad hasta lo que hoy es Hyde Park y luego fue colgado y descuartizado en una horca triple llamada el Árbol de Tyburn.
Los peregrinos de la SLU pudieron visitar las partes de la Torre donde no sólo Campion sino también More y Fisher habían sido detenidos. Comenzaron la peregrinación con una misa en un convento cercano al lugar de Tyburn y la terminaron con una misa en la Iglesia de los Mártires Ingleses, cerca de la Torre de Londres.
«Cada una de las misas íntimas fue muy especial y significativa para mí», advierte Anne Weidmann. Siendo una persona «visual», el entorno físico de cada misa me afectó profundamente, especialmente la misa al aire libre que celebramos en las ruinas de la abadía de Whalley», un monasterio del siglo XIV en el norte de Inglaterra que fue destruido por Enrique VIII.
Los peregrinos de la SLU también visitaron importantes instituciones educativas jesuitas a lo largo del camino, incluyendo Campion Hall en la Universidad de Oxford. Allí fueron recibidos por el Maestro de la Sala, el P. Nick Austin, SJ, y por jesuitas de todo el mundo que estaban completando sus doctorados en Oxford, al igual que el P. Baugh había hecho hace varios años.
Más al norte, los peregrinos visitaron el Stonyhurst College, el colegio jesuita más antiguo del mundo que también mantiene el museo más antiguo del mundo de habla inglesa. El Dr. Jan Graffius, director del museo, ofreció a los peregrinos una visita a la notable colección de artefactos culturales y reliquias. Entre ellas se encontraban la cuerda que ató las manos de Campion camino de su ejecución, el libro de oraciones personal de la reina María, un gran fragmento de la camisa de Santo Tomás Moro y una espina de la corona de Jesús regalada a María Reina de Escocia por el rey de Francia.
«Nos encantó Stonyhurst», dice Mary Alice Helmsing. «Qué tesoro que siga vivo y activo como colegio después de todos estos años. El hecho de que los católicos escondieran y reunieran estos objetos especiales y se los dieran a Stonyhurst para que los mantuviera a salvo nos hizo comprender realmente el amor y el valor de los católicos de a pie que ayudaron a llevar la fe adelante». Su marido, Bob Helmsing, estuvo de acuerdo. «Sentimos una nueva admiración por los miles de católicos que con valentía y a menudo en secreto practicaron su fe con un miedo constante», indica. «Muchos han sido canonizados, pero otros miles son igualmente santos».
De vuelta a la SLU, los voluntarios de Campion se prepararán dentro de poco para un nuevo año de “Noches de Campion” en el Centro de Estudios Católicos. Además de la comida y el compañerismo, ahora podrán compartir sus experiencias de la Inglaterra de Campion. El Centro conmemora anualmente a su patrón en la festividad del santo presentando el prestigioso Premio Campion a figuras de nuestro tiempo que han fomentado el compromiso cristiano con la cultura de forma audaz.